Artículo publicado en Libre Diario Digital
Algunas palabras se intensifican con el momento: Lágrimas. Alegría. Miedo. Soledad. Silencio. Tranquilidad. Amistad. Familia. Responsabilidad. Amor.
En el sótano de cada una sigue vibrando su esencia, pero, según la consciencia, adquieren una nueva dimensión.
Conozco personas que se empeñan en sumar letras mientras la sociedad les sigue recordando que solo se «pueden» sumar números. Personas que suman sin ser cifra de ninguna cantidad. Tal vez todo esté ahí: en la importancia de construir palabras. Palabras que creen puentes, que sumen. Tal vez todo esté ahí, en reflexionar sobre el pasado y aprender las lecciones que éste nos deja, en fortalecer el compromiso con nuestra vida personal, nuestro trabajo y ética como individuos reconstruyendo las ilusiones colectivas gracias a las experiencias personales, pues solo aquellos que creen que pueden cambiar el mundo, a través de su mundo, lo consiguen. Y quienes trabajamos con el lenguaje sabemos hasta qué punto la corrupción de las palabras es un síntoma de la corrupción de la humanidad.
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