Bailó al son de la música sintiendo la lumbre del hogar recorrer su cuerpo.
Se vio reflejado en sus pupilas; la sintió cerca, la sintió lejos…
Aprendió a vivir con los ojos cerrados y a soñar con los ojos abiertos.
Alzó la mano y tocó la luna. No podía creerlo…
Deseó adelantar los relojes y conquistar el momento. Y se embriagó de ansiedad, de ganas, de miedo…
Se entregó a lo fácil haciéndolo difícil, y tras el huracán, por fin, se quedó quieto.
Reflexionó en voz alta hallando el silencio.
Se dio cuenta de que hay personas que no consigue llevarse el tiempo.
Y se dijo a sí mismo: «Shh… ¡es un secreto!».
La vida le cede el paso a la voz castigada de unas letras cansadas de gritar…
Tu amor es un secreto, un inefable secreto que no me deja en paz. Por eso escribo bajito y a tu oído, para que nadie sepa lo que sientes de verdad.
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