Déjame que lo escriba para leerlo cuando deje de jugar a las tinieblas y haya salido el sol,
o mejor, lo convertiré en música, porque las blancas y negras, siempre, combinan a la perfección.

Déjame que lo escriba para leerlo cuando deje de jugar a las tinieblas y haya salido el sol,
o mejor, lo convertiré en música, porque las blancas y negras, siempre, combinan a la perfección.